viernes, 8 de abril de 2016

QUE TURS PAPA! Real de Catorce

QUE TURS PAPA!
Real de Catorce
Bueno pues vaya que esta semana comenzó bien y mejor terminó la otra… martes… vaya usté a saber por qué lo digo… tuvimos un fin de semana largo muy al estilo american laif… y ya agringaos decidimos irnos de peregrinación a un Santuario de Fé… ya sabes, pasar el fin de semana en familia… y bueno pus nomás pa’variar llegamos puntuales a la cita… una vez que se completó el cupo del populoso que nos llevaría al Santuario anduvimos deambulando por la ciudad, entre mentadas de los que ahí íbamos… ¡que turs papá!... dijo el Aguillucho en tono de reproche a su progenitor… ¡vamos a bajarnos mamá!... decía buscando mi aprobación… ¡cálmate pequeño!... finalmente después de tres horas logramos salir del ombligo del mundo y adentrarnos en el camino hacia el santo lugar… serían mentiras si te dijera que estuve atenta al camino… no señor, no fue así, me cae que nomás puse la cabeza en el respaldo y Morfeo se apoderó de mí… literalmente en un abrir y cerrar de ojos estábamos a 2760 metros de altura listos para iniciar la aventura del fin de semana… armados con gorras y sin pulovers o jerseys emprendimos el camino… pueden pasar tranquilamente el túnel, es muy seguro… ¿cómo cuánto es de distancia? Preguntamos por preguntar, ya estábamos ilustrados gracias a la cibernáutica… mmm unos dos kilómetros… ¡joder! Pus vaya que era cierto… ¿qué dices Aguilucho? ¿te la avientas a pie?... y sorpréndase usté, el Aguilucho andaba de vena y quiso caminar… al bajar del populoso un cielo azul marino lleno de estrellas, unas montañas resplandecientes con los rayos de luna y un frío gélido nos abrazaron… nos sentíamos felices… ¿no te quieres llevar el mink pequeño?... ¡no, no tengo frío!... pus yo si mi rey así es que vaya y tráigalo… y ante tal ruego el Aguilucho hizo gala del atletismo que dan los catorce y casi volando trajo la manta… ‘ora si estábamos listos para iniciar la travesía… el famoso túnel del que tanto habíamos oído hablar, de uno en fondo y otro en calzón, estaba ante nuestros ojos, se veía impresionante, y mientras pensaba, pus que tanto ha de ser tantito, si nosotros venimos del mismísimo ombligo del mundo y poco nos debe asustar ya… y comenzamos a caminar, el Aguilucho y el Malagüeño en mangas de camisa mientras que Dark Vader se apoderaba de mí… las luminarias nos regalaban su lánguida luz y ahí conforme nos fuimos adentrando el frío aminoró y comenzamos a disfrutar de la caminata mañanera… caminábamos y caminábamos y el final nomás no se vislumbraba… después de unos tres kilómetros logramos atravesar la Sierra de Catorce, nos tardamos un buen y al fin vislumbramos en la lejanía lo que parecía ser la luz al final del túnel… ¡lo habíamos logrado!... atravesamos la Sierra de Catorce a punta de calcetín y con la capita de Dark Vader… lleven sus milagritos patroncitos, mire pa’que se lo deje al Santito, por sus seres queridos que no pudieron venir… mire este otro pa’que bendiga su casa y la de sus seres queridos… insistía la lugareña… y en ese justo momento recordé que los habitantes del pequeño poblado viven de eso, del turismo única y exclusivamente, así es que modestamente compré dos milagritos… además me dio directitito en el corazón cuando dijo –por los que no pudieron venir- ¡joder! Eso sí que dolía… en el camino me acordé de ella, la más pequeña… soni, la güera y su esposo me llevaron a Real de Catorce a pagar una manda que hicieron para que me curara… es un pueblito chiquito y casi no hay nada ahí, pero es  de esos que te gustan a ti… parecía que la escuchaba y quién me puede decir que no era así, que no estaba ahí a mí lado diciéndomelo directitito al corazón… tal vez por esta plática que llevo dentro de mì es que el pobladito me gustó tanto…

¿por dónde se va a la iglesia? Le preguntamos a la lugareña… aquí todo derecho… era aún de noche y el aire seguía frío, nos congelaba las orejas… una calle polvorienta nos apresó y seguimos su serpenteo tranquilamente, tomamos algunas fotos, se veían majestuosas las montañas como fondo de un cielo estrellado… mmm que rico huele… ¡si a menudo!... primero a lo que vinimos… y le seguimos… ¿dónde estará la iglesia?... allá se vé una cúpula… ah, si ha de ser esa… ¡vamos!... era un entusiasmo por llegar que ni te imaginas… pero ni se vaya a usté a creer que era fervor religioso más bien era el frío de poca madre que nos congelaba y hacía que casi corriéramos buscando un refugio… ¿mi columna?... jodida estaba a esas alturas, los caminos empedrados con piedra bola me estaban matando y apenas comenzaba el día… pero ya sabe usté como es eso de la conociencia, así es que a un lado los achaques y a disfrutar del paseo, que a eso habíamos ido… logramos llegar al atrio de la iglesia para encontrarnos con que a esa hora de la mañana estaba cerrada, pero ni vaya usté a creer que eso nos achicó… no, no, no, de ninguna manera, buscamos refugio en la mismísima alcaldía y ahí estuvimos esperando que el güerito hiciera su aparición… ahí en el atrio estaba un lugareño vendiendo champurrao, la bebida de los Dioses Aztecas y pus nos hicimos de la boca chiquita, pero luego una vez instalados en nuestro refugio decidimos dejar al Aguilucho a buen resguardo y nosotros ir por una bebida de Dioses… mmm que calientita… ¿te gustó?... si, este si es champurrao puro… no como el que nos metieron allá por Morelia… ¡joder! Que bueno que está… no sé si por lo calientito de la bebida, o porque era la bebida de los Dioses Aztecas o por la emoción del momento, ver un amanecer en esas circunstancias, rodeados de gente de fé y con mi capa de Dark Vader, pero me sentía flotar, y no era por la Juanita, eso es seguro… así entre fotos y champurrao llegó la hora de entrar al lugar sagrado… las puertas majestuosas del Santuario fueron abiertas a sus fieles que llenos de fé y esperanza entraban, unos hincados y otros caminando pero todos con una mirada que reflejaba esperanza… yo, mi querida amiga, llevaba una misión muy especial, me arrodillé ante el altar de Panchito el Santo Patrono, hice mi Oración y prendí las velitas que llevaba ex profeso… estuvimos ahí en el lugar santo por un rato y ya más confortados dejamos el templo para dirigirnos a conocer algo más del pequeño pueblo minero que ahora nos daba alojamiento… la vendimia comenzaba a tomar apogeo y decidimos pasarnos a almorzar… ¿esta es la calle Lanzagorda?... Si, pero es Lanzagorta… ay usté perdone… te digo, eso de ser fuereños y no conocer bien el idioma… en fin ya ambientados escogimos un pequeño restaurante en el que nos consintieron con un delicioso menudo y unas gorditas que estaban pa’chuparse los dedos… eran una cosa!... fue un buen almuerzo y una vez terminado emprendimos el camino de la conociencia… fuimos a la plaza principal del pueblo y luego la agarramos rumbo a la Plaza de Toros y al Panteón… ¿’onde queda la Plaza de Toros?... aquí todo derechito, hasta ‘onde topa… así mismo nos dijeron y pus ahí vamos, camine y camine y castañee y castañee los dientes por el frío que hacía, me cae que la capa de Vader de poco servía… después de unos treinta kilómetros de caminata llegamos a lo que en los tiempos de esplendor del pueblo había sido una Plaza de Toros…  unos campistas se habían apropiado de ella y pasamos de largo… frente a la Plaza estaba el Panteón de Real, había  una capilla majestuosa, muy bella, típica de los años de 1850 o 1900, supongo por el tipo de arquitectura… a leguas se notaba que era un pueblo minero y muy religioso… desafortunadamente la capilla la abrían hasta las 10 de la mañana y eran antes de las 9 así y como el frío estaba jodedor ni como quedarnos, así es que pasamos y vimos por fuera todo lo que pudimos y nos fuimos aún más allá, las vistas del lugar eran únicas, bellamente embriagadoras… ahí se estaba en comunión con el Dios en el que creo y con la madre naturaleza, en la que el Aguilucho cree, estábamos felices mientras el Malagüeño hacía gala de su agilidad y de esa juventud rescatada a sus cincuenta… condenao Malagüeño!... después de admirar el paisaje y de llenarnos de él emprendimos el camino de regreso… ay, me están dando ganas de ir al baño… ¿de veras?... si, hombre, y ‘ora como liago?... ¡joder!... mientras mis ojos buscaban ávidamente un lugar para salir de mis pendientes, pus nomás no daba con él… ¡mira ahí está un WC!... ah, porque ha de saber usté que por más fregadón que estaba el pueblito, pus los letrerines ansina mesmo que decían WC, nada de baños ni de sanitarios, ni mucho menos tocador, no señor, WC con toda la letra… déjame ir… ¿aquì es el dabliu ci?... si, al fondo a su derecha… joder, como en la gran ciudá… oooopppsss!... nomás de ver la que me esperaba de ponerlas ahí, me cae que me inhibí, igualito que la Imac y salí corriendo de ahí… ¿qué pasó?... me dijo el Malagüeño con una mueca que aún hoy en día, no sé si era de burla o compasión… ¡están de la fregada!... ¿no entraste?... no pude! Le dije con dolor de mi corazón o de mi barriga, ya de tanto sentir ya ni sentía… y seguimos caminando, pero ahora a mil por hora, la urgencia era la urgencia… ¡hola! ¿qué les ha parecido?... nos decía un gordito sabrosón de esos que siempre se ven felices… ¡muy bonito!... no dejen de ir allá atrás, está muy bonito… mmm si mi amigo, orita vamos pa´lante en busca urgentemente de un WC… bueno esto último lo pensé yo, el Malagüeño solo había dicho la primera parte… venimos de La Plaza de Toros y del Panteón… ah, entonces ya fueron… y ahí intervine yo… ‘ntons –allá atrás- es ahí, es decir, la Plaza de toros y el Panteón… mmm si… dijo el gordito sabroso algo cabizbajo… supongo que creería que  no nos había gustado por el tono de mi voz, pero no mi querida amiga, no era eso, era el retortijón que me aquejaba justo en ese momento el que había hecho que mi voz saliera así… ya sabes tú como es eso… y nos despedimos… habíamos dado unos cuantos pasos… ¿por qué no le preguntas al gordito dónde hay un WC por aquí cerca?... ¡estás loco u qué! Me da ritiharta vergüenza, no yo no le pregunto… ah, bueno, yo te digo porque a la que le urge es a ti… me dijo el muy condenado Malagüeño… y justo en eso, un retortijón de esos que te dejan sin aliento me atacó… hice la vergüenza a un lao y corrì hacia el gordito… justo en esos momentos una ‘ñora con cara de satisfacción y con un platazo de gorditas en mano y cara de satisfacción estaba con él… oiga, oiga, ¿me dá una gordita?, este, digo sabe usté ‘onde hay un WC?... la buena ‘ñora estaba desprevenida y con la boca más que llena de gordita y nomás acertó a pelar tamaños ojos… mire, aquí en la primera puerta hay baños y están muy limpitos, limpitos, dígale a la ´ñora que se lo preste… me decía el gordito… yo con semejante retortijón ni oía, nomás veía que movía la boca, pero afortunadamente sé el lenguaje de los labios, mira nomás, cuando me vino a servir, quién diría, quién diría… y pus que me tiendo, con todo y capita de Dark Vader, hacia la primera puerta que me habían dicho… toc, toc, toc… el silencio me respondía y yo con una prisa, que pa’que te cuento… ¡buenos dìasss!... decía con voz apremiante… al fin apareció una cristiana… ¿sabe usté ‘onde hay un WC?... pregunté tontamente, pero mi querida amiga, tenía disculpa, el condenado retortijón me había apendejao y además había llegado pa’quedarse y me traiba sudando frìo… pus aquí mismo, pásele ahí tan… y pasé cual rayo en despoblao… y bueno el gordito tenía razón, el WC estaba limpio y pude salir de mi apuro decorosamente… a los pocos minutos y con una cara de satisfacción que apenas podía con ella salí del lugarcito… yo también voy a entrar… dijo el Malagüeño… ah, méndigo, con que tú también querías hacer pero no quisites preguntar ¿eh?, te la voy a guardar condenao… queriendo hacer menos agobiante la espera… ¿renta cuartos?... no, todos los tienen ocupados las nueras… que bonitos aretes trai… gracias… dije ruborizándome, son diamantes de no me acuerdo cuantos karats, regalo de los Reyes Católicos… en eso aparecía de nueva cuenta el Malagüeño, otro con cara de satisfacción, pensé para mis adentros… y bueno ‘ñora a cuanto nos va a salir el chistecito… porque ha de saber usté que por aquellas tierras la meada te sale en cinco… ¡joder!... y bueno pagamos y nos fuimos de ahí, eso sí, muy agradecidos… ¡fiu! De buena nos habíamos salvado…

ya más sosiegos seguimos con el paseo… a esa hora la vendimia había agarrao fuerza y anduvimos viendo aquí y allá mientras llegaba la hora del regreso… volvimos al Santuario y entramos, pasé al Colectario y ví un sin fin de agradecimientos por las gracias concedidas y volví a pensar en ella… había estado ahí también, llena de fe y esperanza… y la extrañé y la quise más que nunca… mi querida hermana,, me parecía oir su voz diciéndome… es un pueblito de esos que te gustan a ti… y así entre añoranzas y recuerdos llegó el tiempo de regresar… vamos al Ogarrio a esperar la camionetita que nos pasará el túnel… nomás verla el Aguilucho puso el grito en el cielo… no mamá, tú no puedes subirte ahí con tu columna… no mi’jito, claro que si puedo, nomás con cuidadito… no mamá, no… si, hombre te digo que si… dio dos pasos y casi fulminándome con la mirada me dijo lleno de seguridad… mamá, no me quiero subir ahí, yo no voy a ir como una res… ¡joder!... y  bueno pus la suerte estaba echada, lo que diga el Aguilucho es ley… vámonos a pie… ¿oiga ‘ñor cree que podamos pasarlo a pie?... si, agüerito que si… nos dijo el lugareño lleno de seguridad… pero no hay muchos carros… pus son treinta de venida y luego treinta de ida, pero ustedes jalenle pa’dentro… ¿por la orillita?... por ‘onde ustedes quieran… no pasa nada… y bueno pus le pasamos… conforme nos adentramos en el Ogarrio comenzamos a arrepentirnos de haber escuchado al Aguilucho y sus aires de grandeza… ¡joder!... los carros nos pasaban casi rozando y el aire se enrarecía cada vez más… con el corazón en un hilo logramos pasar el túnel ahora nos parecía de 50 kilómetros de largo… ¡joder!... que grande se vuelve todo cuando se tiene miedo ¿verdá?... hijo’e su ni la capita de Dark Vader me consolaba… poco a poco fuimos devorando los kilómetros que nos separaban de la salida o de la entrada, según se vea… comenzamos a divisar la luz al final del túnel, habíamos llegado sanos y salvos… sería gracias a Panchito? ¡who knows!... abordamos y listos para el regreso… ¿estamos todos?... ¡siii!... y comenzamos el descenso… ‘ora si venía más que despierta así es que muy bien pude darme cuenta de lo grande que es la Sierra de Catorce y lo majestuoso de sus paisajes… era impresionante ver como unos íbamos bajando y otros subiendo por la caracoleada carretera que nos conduciría a la cenit o al nadir, según se viera… así entre ruinas y cerros dejamos la carretera empedrada y tomamos carretera… hicimos una parada en un pequeño Pueblo llamado Cedral… aquí no tengo palabras, es un pequeño pueblo que no me llamó, solo se que está ahí ah, y que tienen unos elotes que aunque no muy buenos, pus al menos me satisficieron el antojo, aunque me cae que al Aguilucho si le gustó, aquí se gastó su lana comprando camisetas de la lucha libre y la zaga completa de ¿quien crees?... pus ni más ni menos que de La Guerra de las Galaxias… lo inspiraría mi capita ¡who knows!… a todo esto, de ‘onde le vendrá el nombre de Catorce?... ¿será que tiene catorce kilómetros de alto la sierra?... ¡vaya usté a saber!... después de aquí comenzamos el regreso en forma a nuestra amada Sultana, así había sido nuestra aventura de fin de semana largo… ¡hasta la vista beibi!... ah, no, con eso de la capita a la Dark Vader queda mejor decir… ¡que la fuerza te acompañe!!!!...
Sonia Cisneros Rebolloso de Treviño
Mayo 2, 2006
… años después deduje que el nombre de la Sierra de Catorce se debía a un pelao, durante la cristiada, él solito en una noche estrellada, fría y oscura se había tronao a catorce persecutores… quién diría, quién diría….

abril 8, 2016

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