QUE TURS PAPA!
Real de Catorce
Bueno pues vaya
que esta semana comenzó bien y mejor terminó la otra… martes… vaya usté a saber
por qué lo digo… tuvimos un fin de semana largo muy al estilo american laif… y
ya agringaos decidimos irnos de peregrinación a un Santuario de Fé… ya sabes,
pasar el fin de semana en familia… y bueno pus nomás pa’variar llegamos
puntuales a la cita… una vez que se completó el cupo del populoso que nos
llevaría al Santuario anduvimos deambulando por la ciudad, entre mentadas de
los que ahí íbamos… ¡que turs papá!... dijo el Aguillucho en tono de reproche a
su progenitor… ¡vamos a bajarnos mamá!... decía buscando mi aprobación…
¡cálmate pequeño!... finalmente después de tres horas logramos salir del
ombligo del mundo y adentrarnos en el camino hacia el santo lugar… serían
mentiras si te dijera que estuve atenta al camino… no señor, no fue así, me cae
que nomás puse la cabeza en el respaldo y Morfeo se apoderó de mí… literalmente
en un abrir y cerrar de ojos estábamos a 2760 metros de altura listos para
iniciar la aventura del fin de semana… armados con gorras y sin pulovers o
jerseys emprendimos el camino… pueden pasar tranquilamente el túnel, es muy
seguro… ¿cómo cuánto es de distancia? Preguntamos por preguntar, ya estábamos
ilustrados gracias a la cibernáutica… mmm unos dos kilómetros… ¡joder! Pus vaya
que era cierto… ¿qué dices Aguilucho? ¿te la avientas a pie?... y sorpréndase
usté, el Aguilucho andaba de vena y quiso caminar… al bajar del populoso un
cielo azul marino lleno de estrellas, unas montañas resplandecientes con los
rayos de luna y un frío gélido nos abrazaron… nos sentíamos felices… ¿no te
quieres llevar el mink pequeño?... ¡no, no tengo frío!... pus yo si mi rey así
es que vaya y tráigalo… y ante tal ruego el Aguilucho hizo gala del atletismo
que dan los catorce y casi volando trajo la manta… ‘ora si estábamos listos
para iniciar la travesía… el famoso túnel del que tanto habíamos oído hablar,
de uno en fondo y otro en calzón, estaba ante nuestros ojos, se veía impresionante,
y mientras pensaba, pus que tanto ha de ser tantito, si nosotros venimos del
mismísimo ombligo del mundo y poco nos debe asustar ya… y comenzamos a caminar,
el Aguilucho y el Malagüeño en mangas de camisa mientras que Dark Vader se
apoderaba de mí… las luminarias nos regalaban su lánguida luz y ahí conforme
nos fuimos adentrando el frío aminoró y comenzamos a disfrutar de la caminata
mañanera… caminábamos y caminábamos y el final nomás no se vislumbraba… después
de unos tres kilómetros logramos atravesar la Sierra de Catorce, nos tardamos
un buen y al fin vislumbramos en la lejanía lo que parecía ser la luz al final
del túnel… ¡lo habíamos logrado!... atravesamos la Sierra de Catorce a punta de
calcetín y con la capita de Dark Vader… lleven sus milagritos patroncitos, mire
pa’que se lo deje al Santito, por sus seres queridos que no pudieron venir…
mire este otro pa’que bendiga su casa y la de sus seres queridos… insistía la
lugareña… y en ese justo momento recordé que los habitantes del pequeño poblado
viven de eso, del turismo única y exclusivamente, así es que modestamente
compré dos milagritos… además me dio directitito en el corazón cuando dijo –por
los que no pudieron venir- ¡joder! Eso sí que dolía… en el camino me acordé de
ella, la más pequeña… soni, la güera y su esposo me llevaron a Real de Catorce
a pagar una manda que hicieron para que me curara… es un pueblito chiquito y
casi no hay nada ahí, pero es de esos
que te gustan a ti… parecía que la escuchaba y quién me puede decir que no era
así, que no estaba ahí a mí lado diciéndomelo directitito al corazón… tal vez
por esta plática que llevo dentro de mì es que el pobladito me gustó tanto…
¿por dónde se va
a la iglesia? Le preguntamos a la lugareña… aquí todo derecho… era aún de noche
y el aire seguía frío, nos congelaba las orejas… una calle polvorienta nos
apresó y seguimos su serpenteo tranquilamente, tomamos algunas fotos, se veían
majestuosas las montañas como fondo de un cielo estrellado… mmm que rico huele…
¡si a menudo!... primero a lo que vinimos… y le seguimos… ¿dónde estará la
iglesia?... allá se vé una cúpula… ah, si ha de ser esa… ¡vamos!... era un
entusiasmo por llegar que ni te imaginas… pero ni se vaya a usté a creer que
era fervor religioso más bien era el frío de poca madre que nos congelaba y
hacía que casi corriéramos buscando un refugio… ¿mi columna?... jodida estaba a
esas alturas, los caminos empedrados con piedra bola me estaban matando y
apenas comenzaba el día… pero ya sabe usté como es eso de la conociencia, así
es que a un lado los achaques y a disfrutar del paseo, que a eso habíamos ido…
logramos llegar al atrio de la iglesia para encontrarnos con que a esa hora de
la mañana estaba cerrada, pero ni vaya usté a creer que eso nos achicó… no, no,
no, de ninguna manera, buscamos refugio en la mismísima alcaldía y ahí
estuvimos esperando que el güerito hiciera su aparición… ahí en el atrio estaba
un lugareño vendiendo champurrao, la bebida de los Dioses Aztecas y pus nos
hicimos de la boca chiquita, pero luego una vez instalados en nuestro refugio
decidimos dejar al Aguilucho a buen resguardo y nosotros ir por una bebida de
Dioses… mmm que calientita… ¿te gustó?... si, este si es champurrao puro… no
como el que nos metieron allá por Morelia… ¡joder! Que bueno que está… no sé si
por lo calientito de la bebida, o porque era la bebida de los Dioses Aztecas o
por la emoción del momento, ver un amanecer en esas circunstancias, rodeados de
gente de fé y con mi capa de Dark Vader, pero me sentía flotar, y no era por la
Juanita, eso es seguro… así entre fotos y champurrao llegó la hora de entrar al
lugar sagrado… las puertas majestuosas del Santuario fueron abiertas a sus
fieles que llenos de fé y esperanza entraban, unos hincados y otros caminando
pero todos con una mirada que reflejaba esperanza… yo, mi querida amiga,
llevaba una misión muy especial, me arrodillé ante el altar de Panchito el
Santo Patrono, hice mi Oración y prendí las velitas que llevaba ex profeso…
estuvimos ahí en el lugar santo por un rato y ya más confortados dejamos el
templo para dirigirnos a conocer algo más del pequeño pueblo minero que ahora
nos daba alojamiento… la vendimia comenzaba a tomar apogeo y decidimos pasarnos
a almorzar… ¿esta es la calle Lanzagorda?... Si, pero es Lanzagorta… ay usté
perdone… te digo, eso de ser fuereños y no conocer bien el idioma… en fin ya
ambientados escogimos un pequeño restaurante en el que nos consintieron con un
delicioso menudo y unas gorditas que estaban pa’chuparse los dedos… eran una
cosa!... fue un buen almuerzo y una vez terminado emprendimos el camino de la
conociencia… fuimos a la plaza principal del pueblo y luego la agarramos rumbo
a la Plaza de Toros y al Panteón… ¿’onde queda la Plaza de Toros?... aquí todo
derechito, hasta ‘onde topa… así mismo nos dijeron y pus ahí vamos, camine y
camine y castañee y castañee los dientes por el frío que hacía, me cae que la
capa de Vader de poco servía… después de unos treinta kilómetros de caminata
llegamos a lo que en los tiempos de esplendor del pueblo había sido una Plaza
de Toros… unos campistas se habían
apropiado de ella y pasamos de largo… frente a la Plaza estaba el Panteón de
Real, había una capilla majestuosa, muy
bella, típica de los años de 1850 o 1900, supongo por el tipo de arquitectura…
a leguas se notaba que era un pueblo minero y muy religioso… desafortunadamente
la capilla la abrían hasta las 10 de la mañana y eran antes de las 9 así y como
el frío estaba jodedor ni como quedarnos, así es que pasamos y vimos por fuera
todo lo que pudimos y nos fuimos aún más allá, las vistas del lugar eran
únicas, bellamente embriagadoras… ahí se estaba en comunión con el Dios en el
que creo y con la madre naturaleza, en la que el Aguilucho cree, estábamos
felices mientras el Malagüeño hacía gala de su agilidad y de esa juventud rescatada
a sus cincuenta… condenao Malagüeño!... después de admirar el paisaje y de
llenarnos de él emprendimos el camino de regreso… ay, me están dando ganas de
ir al baño… ¿de veras?... si, hombre, y ‘ora como liago?... ¡joder!... mientras
mis ojos buscaban ávidamente un lugar para salir de mis pendientes, pus nomás
no daba con él… ¡mira ahí está un WC!... ah, porque ha de saber usté que por
más fregadón que estaba el pueblito, pus los letrerines ansina mesmo que decían
WC, nada de baños ni de sanitarios, ni mucho menos tocador, no señor, WC con
toda la letra… déjame ir… ¿aquì es el dabliu ci?... si, al fondo a su derecha…
joder, como en la gran ciudá… oooopppsss!... nomás de ver la que me esperaba de
ponerlas ahí, me cae que me inhibí, igualito que la Imac y salí corriendo de
ahí… ¿qué pasó?... me dijo el Malagüeño con una mueca que aún hoy en día, no sé
si era de burla o compasión… ¡están de la fregada!... ¿no entraste?... no pude!
Le dije con dolor de mi corazón o de mi barriga, ya de tanto sentir ya ni sentía…
y seguimos caminando, pero ahora a mil por hora, la urgencia era la urgencia…
¡hola! ¿qué les ha parecido?... nos decía un gordito sabrosón de esos que
siempre se ven felices… ¡muy bonito!... no dejen de ir allá atrás, está muy
bonito… mmm si mi amigo, orita vamos pa´lante en busca urgentemente de un WC…
bueno esto último lo pensé yo, el Malagüeño solo había dicho la primera parte…
venimos de La Plaza de Toros y del Panteón… ah, entonces ya fueron… y ahí
intervine yo… ‘ntons –allá atrás- es ahí, es decir, la Plaza de toros y el
Panteón… mmm si… dijo el gordito sabroso algo cabizbajo… supongo que creería
que no nos había gustado por el tono de
mi voz, pero no mi querida amiga, no era eso, era el retortijón que me aquejaba
justo en ese momento el que había hecho que mi voz saliera así… ya sabes tú
como es eso… y nos despedimos… habíamos dado unos cuantos pasos… ¿por qué no le
preguntas al gordito dónde hay un WC por aquí cerca?... ¡estás loco u qué! Me
da ritiharta vergüenza, no yo no le pregunto… ah, bueno, yo te digo porque a la
que le urge es a ti… me dijo el muy condenado Malagüeño… y justo en eso, un
retortijón de esos que te dejan sin aliento me atacó… hice la vergüenza a un
lao y corrì hacia el gordito… justo en esos momentos una ‘ñora con cara de
satisfacción y con un platazo de gorditas en mano y cara de satisfacción estaba
con él… oiga, oiga, ¿me dá una gordita?, este, digo sabe usté ‘onde hay un
WC?... la buena ‘ñora estaba desprevenida y con la boca más que llena de
gordita y nomás acertó a pelar tamaños ojos… mire, aquí en la primera puerta
hay baños y están muy limpitos, limpitos, dígale a la ´ñora que se lo preste…
me decía el gordito… yo con semejante retortijón ni oía, nomás veía que movía
la boca, pero afortunadamente sé el lenguaje de los labios, mira nomás, cuando
me vino a servir, quién diría, quién diría… y pus que me tiendo, con todo y
capita de Dark Vader, hacia la primera puerta que me habían dicho… toc, toc,
toc… el silencio me respondía y yo con una prisa, que pa’que te cuento… ¡buenos
dìasss!... decía con voz apremiante… al fin apareció una cristiana… ¿sabe usté
‘onde hay un WC?... pregunté tontamente, pero mi querida amiga, tenía disculpa,
el condenado retortijón me había apendejao y además había llegado pa’quedarse y
me traiba sudando frìo… pus aquí mismo, pásele ahí tan… y pasé cual rayo en
despoblao… y bueno el gordito tenía razón, el WC estaba limpio y pude salir de
mi apuro decorosamente… a los pocos minutos y con una cara de satisfacción que
apenas podía con ella salí del lugarcito… yo también voy a entrar… dijo el
Malagüeño… ah, méndigo, con que tú también querías hacer pero no quisites
preguntar ¿eh?, te la voy a guardar condenao… queriendo hacer menos agobiante
la espera… ¿renta cuartos?... no, todos los tienen ocupados las nueras… que
bonitos aretes trai… gracias… dije ruborizándome, son diamantes de no me
acuerdo cuantos karats, regalo de los Reyes Católicos… en eso aparecía de nueva
cuenta el Malagüeño, otro con cara de satisfacción, pensé para mis adentros… y
bueno ‘ñora a cuanto nos va a salir el chistecito… porque ha de saber usté que
por aquellas tierras la meada te sale en cinco… ¡joder!... y bueno pagamos y
nos fuimos de ahí, eso sí, muy agradecidos… ¡fiu! De buena nos habíamos
salvado…
ya más sosiegos
seguimos con el paseo… a esa hora la vendimia había agarrao fuerza y anduvimos
viendo aquí y allá mientras llegaba la hora del regreso… volvimos al Santuario
y entramos, pasé al Colectario y ví un sin fin de agradecimientos por las
gracias concedidas y volví a pensar en ella… había estado ahí también, llena de
fe y esperanza… y la extrañé y la quise más que nunca… mi querida hermana,, me
parecía oir su voz diciéndome… es un pueblito de esos que te gustan a ti… y así
entre añoranzas y recuerdos llegó el tiempo de regresar… vamos al Ogarrio a
esperar la camionetita que nos pasará el túnel… nomás verla el Aguilucho puso
el grito en el cielo… no mamá, tú no puedes subirte ahí con tu columna… no
mi’jito, claro que si puedo, nomás con cuidadito… no mamá, no… si, hombre te digo
que si… dio dos pasos y casi fulminándome con la mirada me dijo lleno de
seguridad… mamá, no me quiero subir ahí, yo no voy a ir como una res…
¡joder!... y bueno pus la suerte estaba
echada, lo que diga el Aguilucho es ley… vámonos a pie… ¿oiga ‘ñor cree que
podamos pasarlo a pie?... si, agüerito que si… nos dijo el lugareño lleno de
seguridad… pero no hay muchos carros… pus son treinta de venida y luego treinta
de ida, pero ustedes jalenle pa’dentro… ¿por la orillita?... por ‘onde ustedes
quieran… no pasa nada… y bueno pus le pasamos… conforme nos adentramos en el
Ogarrio comenzamos a arrepentirnos de haber escuchado al Aguilucho y sus aires
de grandeza… ¡joder!... los carros nos pasaban casi rozando y el aire se
enrarecía cada vez más… con el corazón en un hilo logramos pasar el túnel ahora
nos parecía de 50 kilómetros de largo… ¡joder!... que grande se vuelve todo
cuando se tiene miedo ¿verdá?... hijo’e su ni la capita de Dark Vader me
consolaba… poco a poco fuimos devorando los kilómetros que nos separaban de la
salida o de la entrada, según se vea… comenzamos a divisar la luz al final del
túnel, habíamos llegado sanos y salvos… sería gracias a Panchito? ¡who
knows!... abordamos y listos para el regreso… ¿estamos todos?... ¡siii!... y
comenzamos el descenso… ‘ora si venía más que despierta así es que muy bien
pude darme cuenta de lo grande que es la Sierra de Catorce y lo majestuoso de
sus paisajes… era impresionante ver como unos íbamos bajando y otros subiendo
por la caracoleada carretera que nos conduciría a la cenit o al nadir, según se
viera… así entre ruinas y cerros dejamos la carretera empedrada y tomamos
carretera… hicimos una parada en un pequeño Pueblo llamado Cedral… aquí no
tengo palabras, es un pequeño pueblo que no me llamó, solo se que está ahí ah,
y que tienen unos elotes que aunque no muy buenos, pus al menos me
satisficieron el antojo, aunque me cae que al Aguilucho si le gustó, aquí se
gastó su lana comprando camisetas de la lucha libre y la zaga completa de
¿quien crees?... pus ni más ni menos que de La Guerra de las Galaxias… lo
inspiraría mi capita ¡who knows!… a todo esto, de ‘onde le vendrá el nombre de
Catorce?... ¿será que tiene catorce kilómetros de alto la sierra?... ¡vaya usté
a saber!... después de aquí comenzamos el regreso en forma a nuestra amada
Sultana, así había sido nuestra aventura de fin de semana largo… ¡hasta la
vista beibi!... ah, no, con eso de la capita a la Dark Vader queda mejor decir…
¡que la fuerza te acompañe!!!!...
Sonia Cisneros
Rebolloso de Treviño
Mayo 2, 2006
… años después
deduje que el nombre de la Sierra de Catorce se debía a un pelao, durante la
cristiada, él solito en una noche estrellada, fría y oscura se había tronao a
catorce persecutores… quién diría, quién diría….
abril 8, 2016
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